El efecto mariposa de Elon Musk
Does the flap of a butterfly’s wings in Brazil set off a tornado in Texas?
Edward Norton Lorenz
Elon Musk, no solo es uno de los hombres más ricos del planeta, sino también uno de los más influyentes, hace apenas unas horas anunció en sus redes sociales que su empresa no aceptaría al Bitcoin como medio de pago y con ello generó una caída de más de 10% en el precio y una serie de situaciones colaterales que aún están por verse.
Ahora bien ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo es posible que un comentario en una red social genere un impacto tan importante en la llamada criptoeconomía? Simple, los agentes económicos no son racionales.
Ciertamente, todo se reduce a las emociones. Los seres humanos decidimos siempre con una emoción de por medio, en este caso y tal como suele ocurrir en los mercados financieros, se hace presente el sesgo cognitivo efecto arrastre o efecto manada, donde, de manera irracional, se aceptan como válidas las ideas de la mayoría y se generan decisiones individuales hacia una misma opción.
El miedo como emoción primaria y nuestra irracional aversión a la pérdida marcan una espiral que se contagia en masa.
Ahora bien, lo que inicia la activación de este comportamiento y de forma específica la decisión de «vender» desesperadamente los Bitcoins y con ello la caída en su precio (mucha oferta, poca demanda) es la declaración de Elon Musk.
Esto podría equipararse a lo que plantea la Teoría del Caos con el Efecto Mariposa: «cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación pequeña en las condiciones iniciales, acabará dando lugar a situaciones donde ambos sistemas evolucionan en ciertos aspectos de forma completamente diferente»
En este caso, el aleteo sería el Tweet publicado por Musk y cuyas consecuencias apenas se están percibiendo en el mercado de las criptomonedas, que como se sabe, está poco regulado y no es del todo transparente.
De esta manera, se inició una alteración que puede traer enormes consecuencias para la economía real, visto que de la nada surgen criptomonedas cuya inserción en el circuito económico es cada día más común. Es complicado cuantificarlas, determinar su traza digital y mucho menos someterlas a la tributación.
Paradójicamente, hace unos meses, Elon Musk hizo exactamente lo mismo pero alabando el Bitcoin, ocurriendo lo contrario a lo que pasa actualmente, un incremento de casi un 300% en el precio.
Los resultados son totalmente opuestos, pero cuando se generan efectos adversos y de pérdida en los mercados financieros, el impacto en el resto de la economía suele ser más incierto.
Lo que viene es impredecible, más allá de la caída en el precio del Bitcoin, la opacidad propia de las transacciones de las criptomonedas limita prever el alcance y el impacto, aunque era claro que el elevado precio del Bitcoin parecía más una burbuja que otra cosa.
Es curioso que quien ha sido que quien comenzó a «inflar» ese precio es la misma persona que le acaba de tocar con la punta de un alfiler.
El aleteo de Elon Musk en ambos momentos le ha generado a el en lo personal incuantificables ganancias, es por ello que el sesgo de arrastre se potencia ante las opiniones de un «ganador» y hace que ocurra una especie de crisis en ese mercado.
Hay otros actores, otros intereses dispuestos a jugar y no permitir que solo uno se lleve la porción más grande. Alguien saldrá a hacer contrapesos.
Queda por ver cómo se interpretarán estas declaraciones y sus consecuencias en el resto del mundo, considerando que la economía mundial apenas comienza a salir tímidamente de la pandemia y que en el caso de Estados Unidos por ejemplo, los programas de alivio a los ciudadanos y el año de cuarentena le está pasando la factura con un importante incremento de la inflación. Si el hermano mayor no mejora al resto le va a costar recuperarse.
Hasta ahora, la inestabilidad del mercado de las criptos no ha permeado contundentemente al resto de la economía, pero ahora, ha entrado en juego un actor económico que mueve masas con una perturbación muy pequeña: declaraciones en redes sociales. No sabemos que tan grande será la amplificación o si ésta llegará en forma de tornado.
Lo que sí tenemos claro es que criptomonedas como el Bitcoin están consideradas por sus usuarios como dinero con todas sus características, pero con el detalle que no hay autoridad monetaria que las respalde, más allá de la confianza de quienes las transan.
Es evidente que las decisiones económicas están siendo guiadas.
Vienen tiempos interesantes en un mundo donde todo está conectado.
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